"Tú eres como yo, diferente de la mayoría de las personas, eres Kamala y nada más. Dentro de ti hay paz y un refugio a donde puedes ir a cada hora del día. Yo también puedo hacerlo. Poca gente tiene ese asilo y, sin embargo, todos lo podrían tener."
(con Brenda Gonzalez)
Una carta al alma que, si resuena en ti, puedes leer en voz alta para SOLTAR. Todos hemos vivido procesos de separación, desapego y angustias… Lo importante de este camino no es evitar vivirlas, sino haber terminado diferentes a como comenzamos
La separación
Querida Alma:
Experimenté una separación. Ahora, ¿Cómo hago para terminar de soltar?
¿Cómo hago para dejar ir a alguien cuando un ciclo se ha terminado?, ¿Cómo puedo aprender a no sentir dolor en ese proceso casi inevitable, sabiendo que tarde o temprano pasará? ¿Cómo hago para soltar si nadie me ha enseñado a hacerlo? Es la vida, la propia experiencia que vamos transitando la que nos muestra y enseña cómo debemos hacerlo.
Hoy siento ganas de aferrarme a lo conocido, hoy no quiero que se produzcan más cambios en mí, hoy tengo ganas de decirle al cielo que “pare”, que detenga este viaje por esta ruta interminable que se llama: Experimentación
Sé que al decir esto estoy frenando parte de mi crecimiento como espíritu, pero es que me he cansado… ¿Puedo cansarme algunas veces verdad?
A veces puedo descansar y después volver al ruedo sabiendo que cada instante que pase será una nueva oportunidad para liberar más. Hoy puedo decidir sentir el dolor porque es inevitable hacerlo. Viviré el dolor de la separación porque es parte del aprendizaje que mi alma vino a experimentar. Mientras dure el desafío, mientras la llama de la soledad siga encendida, seguiré sintiendo ese malestar.
Todos hemos pasado en algún momento por una separación. Es parte de nuestros días porque en esa experiencia vive la semilla equivalente a la “transformación”. Cada separación nos traerá aprendizajes que no podemos conocer hasta que los transitamos. No podemos adelantarnos a cómo nos vamos a sentir porque lo sabremos en el momento de afrontar el período de la transición. Ahí es donde sentiremos que no somos ni los que fuimos, ni los que vamos a ser… nos encontramos en proceso, nos encontramos en el sendero hacia la nueva experiencia. ¿Cuál será? ¿Qué elegirá experimentar mi alma en la próxima realidad? Solo ella lo sabe. Entonces te encomiendo alma mía un único pedido:
Guíame para tomar las mejores decisiones que resuenen y vibren en el amor más alto. Guíame y acomoda todas aquellas cosas que mi parte humana y consciente ya han podido ver y comprender como parte del desafío y aprendizaje del viaje. Enséñame mis próximos desafíos, deseo afrontarlos con amor, tener mi mente y corazón abierto para ver y comprender lo que sigue en este viaje de evolución constante.
Hoy siento que nunca hubo involución. Hoy puedo decirte que has realizado cada paso como debía ser. No podría haber sido de otra manera y no podía frenar el curso de la experimentación, porque a eso hemos venido. En el momento de la tormenta, lo único que hago es pedir que pare porque SOY UN SER HUMANO QUE SIENTE, NO SOY UNA PIEDRA. Cuando algunos rayitos de luz comienzan a vislumbrar puedo sentarme en mi silla, poner atención a todo lo que ha pasado y asimilar el aprendizaje y ¿sabes qué? No puedo detener tu camino, no deseo detenerlo jamás. Por eso te digo alma mía, que sigas experimentando todo lo que has venido a vivir. Sigue adelante, sigue… no pares… A mi parte humana que carece de amor, que está pisando el freno a cada momento, le digo que permita que lo que vine a experimentar suceda más temprano que tarde. Si tengo que soltar, si tengo que sentir dolor, si tengo que vivir el desarraigo que lo haga… Hoy entiendo que todo nuevo proceso trae consigo el equivalente a un momento de crisis. Donde esté la crisis estará la oportunidad para cambiar.
Querida alma a veces quisiera olvidarme de que los procesos de la vida son así. Pero cuando quiero acordarme de lo maravilloso que es el estado al cual arribamos luego de una etapa de incomodidad, mi ser olvida aquello que alguna vez dijo y quiere regresar al ruedo de la transformación, del cambio…
¿Cómo podemos cambiar si frenamos nuestro propio vehículo que desea avanzar en la ruta y tenemos miedo a lo que vendrá?
Quiero decirte algo…
Los despegos seguirán en mí… El dolor inevitable en la separación también estará… Los matices grises se presentarán por momentos, por otros saldrá el sol, por otros habrá nubes… en otros, el pronóstico presagiará una tormenta. Lo que sea que pase tiene que pasar. Estoy abierta a que suceda. Ya no tengo miedo a lo que pase, ya no frenaré tu avance, así que hoy te digo:
AVANZA
CRECE
EXPERIMENTA
SE FELIZ
VIVE LA TRISTEZA CUANDO LA TENGAS QUE VIVIR, ES EL DUELO INEVITABLE QUE TODOS VIVIREMOS EN ALGÚN MOMENTO DE NUESTRAS VIDAS
DETENTE
VUELVE A AVANZAR
ASIMILA
EVOLUCIONA
CAMBIA
SUELTA CUANDO YA NO PUEDES MÁS
CONDÚCEME EN EL CAMINO
GUÍAME A TOMAR LA MEJOR DESICIÓN, LA QUE NOS HARÁ FELIZ AL FINAL DEL CAMINO
Querida alma hoy he experimentado la separación. ¿Qué tengo que aprender de esto? Tú lo sabes, ahora ayúdame a observarlo más de cerca.
Me entrego a ti para vivir lo que tenga que vivir, sentir lo que tenga que sentir. No voy a hacer que ese sano proceso se tape, porque no habré entendido el aprendizaje y nuevamente volveré a tropezar con la misma piedra hasta que aprenda a no tropezar más.
Dios nos dio esta oportunidad: La de tropezar dos veces con la misma piedra. En la primera no aprendí. En la segunda tampoco, quizá en la tercera tenga más tiempo para reflexionar y en la cuarta experiencia haya comprendido que para pasar por aquel lugar tengo bordear la ruta, tardar más tiempo en llegar, pero evitar lo que antes me había causado tanto dolor y malestar. ¿El próximo desafío y separación? Será diferente. Podré tropezar con nuevas piedras en el camino, podré volverme a caer, pero ya tendré las herramientas claras para levantarme.
Gracias querida alma por permitirme experimentar. Bendita eres, bendita eres, bendita serás por siempre en este cuerpo y al GRAN SER que regreses cuando ya no estés más acá.
Te amo, sigue tu ruta.
María José Bayard
La separación
Querida Alma:
Experimenté una separación. Ahora, ¿Cómo hago para terminar de soltar?
¿Cómo hago para dejar ir a alguien cuando un ciclo se ha terminado?, ¿Cómo puedo aprender a no sentir dolor en ese proceso casi inevitable, sabiendo que tarde o temprano pasará? ¿Cómo hago para soltar si nadie me ha enseñado a hacerlo? Es la vida, la propia experiencia que vamos transitando la que nos muestra y enseña cómo debemos hacerlo.
Hoy siento ganas de aferrarme a lo conocido, hoy no quiero que se produzcan más cambios en mí, hoy tengo ganas de decirle al cielo que “pare”, que detenga este viaje por esta ruta interminable que se llama: Experimentación
Sé que al decir esto estoy frenando parte de mi crecimiento como espíritu, pero es que me he cansado… ¿Puedo cansarme algunas veces verdad?
A veces puedo descansar y después volver al ruedo sabiendo que cada instante que pase será una nueva oportunidad para liberar más. Hoy puedo decidir sentir el dolor porque es inevitable hacerlo. Viviré el dolor de la separación porque es parte del aprendizaje que mi alma vino a experimentar. Mientras dure el desafío, mientras la llama de la soledad siga encendida, seguiré sintiendo ese malestar.
Todos hemos pasado en algún momento por una separación. Es parte de nuestros días porque en esa experiencia vive la semilla equivalente a la “transformación”. Cada separación nos traerá aprendizajes que no podemos conocer hasta que los transitamos. No podemos adelantarnos a cómo nos vamos a sentir porque lo sabremos en el momento de afrontar el período de la transición. Ahí es donde sentiremos que no somos ni los que fuimos, ni los que vamos a ser… nos encontramos en proceso, nos encontramos en el sendero hacia la nueva experiencia. ¿Cuál será? ¿Qué elegirá experimentar mi alma en la próxima realidad? Solo ella lo sabe. Entonces te encomiendo alma mía un único pedido:
Guíame para tomar las mejores decisiones que resuenen y vibren en el amor más alto. Guíame y acomoda todas aquellas cosas que mi parte humana y consciente ya han podido ver y comprender como parte del desafío y aprendizaje del viaje. Enséñame mis próximos desafíos, deseo afrontarlos con amor, tener mi mente y corazón abierto para ver y comprender lo que sigue en este viaje de evolución constante.
Hoy siento que nunca hubo involución. Hoy puedo decirte que has realizado cada paso como debía ser. No podría haber sido de otra manera y no podía frenar el curso de la experimentación, porque a eso hemos venido. En el momento de la tormenta, lo único que hago es pedir que pare porque SOY UN SER HUMANO QUE SIENTE, NO SOY UNA PIEDRA. Cuando algunos rayitos de luz comienzan a vislumbrar puedo sentarme en mi silla, poner atención a todo lo que ha pasado y asimilar el aprendizaje y ¿sabes qué? No puedo detener tu camino, no deseo detenerlo jamás. Por eso te digo alma mía, que sigas experimentando todo lo que has venido a vivir. Sigue adelante, sigue… no pares… A mi parte humana que carece de amor, que está pisando el freno a cada momento, le digo que permita que lo que vine a experimentar suceda más temprano que tarde. Si tengo que soltar, si tengo que sentir dolor, si tengo que vivir el desarraigo que lo haga… Hoy entiendo que todo nuevo proceso trae consigo el equivalente a un momento de crisis. Donde esté la crisis estará la oportunidad para cambiar.
Querida alma a veces quisiera olvidarme de que los procesos de la vida son así. Pero cuando quiero acordarme de lo maravilloso que es el estado al cual arribamos luego de una etapa de incomodidad, mi ser olvida aquello que alguna vez dijo y quiere regresar al ruedo de la transformación, del cambio…
¿Cómo podemos cambiar si frenamos nuestro propio vehículo que desea avanzar en la ruta y tenemos miedo a lo que vendrá?
Quiero decirte algo…
Los despegos seguirán en mí… El dolor inevitable en la separación también estará… Los matices grises se presentarán por momentos, por otros saldrá el sol, por otros habrá nubes… en otros, el pronóstico presagiará una tormenta. Lo que sea que pase tiene que pasar. Estoy abierta a que suceda. Ya no tengo miedo a lo que pase, ya no frenaré tu avance, así que hoy te digo:
AVANZA
CRECE
EXPERIMENTA
SE FELIZ
VIVE LA TRISTEZA CUANDO LA TENGAS QUE VIVIR, ES EL DUELO INEVITABLE QUE TODOS VIVIREMOS EN ALGÚN MOMENTO DE NUESTRAS VIDAS
DETENTE
VUELVE A AVANZAR
ASIMILA
EVOLUCIONA
CAMBIA
SUELTA CUANDO YA NO PUEDES MÁS
CONDÚCEME EN EL CAMINO
GUÍAME A TOMAR LA MEJOR DESICIÓN, LA QUE NOS HARÁ FELIZ AL FINAL DEL CAMINO
Querida alma hoy he experimentado la separación. ¿Qué tengo que aprender de esto? Tú lo sabes, ahora ayúdame a observarlo más de cerca.
Me entrego a ti para vivir lo que tenga que vivir, sentir lo que tenga que sentir. No voy a hacer que ese sano proceso se tape, porque no habré entendido el aprendizaje y nuevamente volveré a tropezar con la misma piedra hasta que aprenda a no tropezar más.
Dios nos dio esta oportunidad: La de tropezar dos veces con la misma piedra. En la primera no aprendí. En la segunda tampoco, quizá en la tercera tenga más tiempo para reflexionar y en la cuarta experiencia haya comprendido que para pasar por aquel lugar tengo bordear la ruta, tardar más tiempo en llegar, pero evitar lo que antes me había causado tanto dolor y malestar. ¿El próximo desafío y separación? Será diferente. Podré tropezar con nuevas piedras en el camino, podré volverme a caer, pero ya tendré las herramientas claras para levantarme.
Gracias querida alma por permitirme experimentar. Bendita eres, bendita eres, bendita serás por siempre en este cuerpo y al GRAN SER que regreses cuando ya no estés más acá.
Te amo, sigue tu ruta.
María José Bayard