"Algo de mis Yo's Puntosuspensivadas (…)" by Brenda G. alias Kamala Telb

Siddharta y Kamala

Palabras de Siddharta a Kamala

"Tú eres como yo, diferente de la mayoría de las personas, eres Kamala y nada más. Dentro de ti hay paz y un refugio a donde puedes ir a cada hora del día. Yo también puedo hacerlo. Poca gente tiene ese asilo y, sin embargo, todos lo podrían tener."

Ujuuum....ASI MISMITO!!

Ujuuum....ASI MISMITO!!
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jueves, 8 de mayo de 2014

Fragmento "Demian" de Hermann Hesse

El escritor alemán Hermann Hesse, premio Nobel de literatura, fue autor de algunos de los mejores libros relacionados con el camino espiritual que es nuestro destino recorrer. Describe este tipo de evolución con mucha precisión en tres novelas extraordinarias, “Demian”, “Siddhartha” y “El lobo estepario”, que pueden encontrarse fácilmente en Internet.

Seguramente las dificultades que atraviesan los protagonistas de estas historias, sus reflexiones y la evolución que experimentan, son el reflejo de las propias vivencias personales de Hesse.

Las citas en este artículo pertenecen a “Demian”, obra publicada en 1919.

Entre las mariposas hay cierta especie nocturna en la que las hembras son menos numerosas que los machos… Si capturas una hembra de esta especie -y esto ha sido comprobado por los científicos- los machos acuden por la noche, haciendo un recorrido de varias horas de vuelo. Varias horas, ¡imagínate! Desde muchos kilómetros de distancia los machos notan la presencia de la única hembra de todo el contorno. Se ha intentado explicar el fenómeno, pero es imposible. Debe tratarse de un sentido del olfato o algo parecido, como en los buenos perros de caza, que saben encontrar y seguir un rastro casi imperceptible. Ya ves, la naturaleza está llena de estas cosas, y nadie puede explicarlas. Y yo digo entonces: si entre estas mariposas las hembras fueran tan numerosas como los machos, éstos no tendrían el olfato tan fino. Lo tienen únicamente porque lo han entrenado. Si un animal o un ser humano concentra toda su atención y su voluntad en una cosa determinada, la consigue. Ese es todo el misterio…

Pero si una de esas mariposas, por ejemplo, quisiera concentrar su voluntad sobre una estrella, o algo por el estilo, no podría hacerlo. Así, ni lo intenta siquiera. Elige como objetivo sólo lo que tiene sentido y valor para ella, algo que necesita, algo que le es imprescindible. Por eso logra lo increíble; desarrolla un fantástico sexto sentido, que ningún animal excepto ella posee. Nosotros tenemos un radio de acción más amplio y más intereses que un animal. Pero también estamos limitados a un círculo relativamente estrecho y no podemos salir de él. Yo puedo fantasear sobre esto o aquello, imaginarme algo -por ejemplo, que me es indispensable ir al Polo Norte, o algo por el estilo- pero sólo puedo llevarlo a cabo y desearlo con suficiente fuerza si el deseo está completamente enraizado en mí, si todo mi ser está penetrado de él. En el momento en que esto sucede e intentas algo que se te impone desde dentro, la cosa marcha; entonces puedes enganchar tu voluntad al carro, como si fuera un buen caballo de tiro.

Hermann Hesse

domingo, 20 de abril de 2014

TEATRO: "YO, JUDAS ISCARIOTE (MONÓLOGO TEATRAL)" de Carlos Sáez Echevarría

Enfrenta con "Judas" su primer monólogo

PUBLICADO : 13 Abril



El actor Ulises Rodríguez afirmó que el monólogo "Judas", que se presentará el sábado 19 de abril y domingo 20 en la Sala Experimental Carlos Marichal del Centro de Bellas Artes "Luis A. Ferré" (CBA) en Santurce, "invita a la reflexión y revalorización de la figura de Judas Iscariote".
Afirmó que la puesta en escena está basada en "los hechos y circunstancias de Judas de 'vender' a Jesucristo por solo 30 monedas de plata, de acuerdo con los relatos bíblicos".
"Judas Iscariote ha sido siempre presentado e interpretado tradicionalmente como sinónimo de traición, falsedad y maldad por su connotación negativa que dentro de la cristiandad se ha mantenido sin aún poder borrar ese simbolismo de odio", señaló.
Rodríguez comentó que el monólogo, "si bien se presenta con su afección al dinero y la riqueza, sus miedos y su odio, las enseñanzas vivas de Jesucristo en su conciencia, la violencia implacable de su culpa, el deterioro de su esperanza y su esquiva actitud hacia el arrepentimiento y perdón, acompañado de su desdichado desenlace, no deja de mostrar un Judas humano con la vulnerabilidad y contradicciones que poseemos todos y todas en nuestros tiempos".
Puntualizó que la pieza busca, "provocar en el espectador su autoevaluación y reflexión, a la vez que lo hace el personaje de Judas en un juego escénico donde puedes por momentos ser Jesucristo y por momentos el mismo Judas".
El artista detalló que "es un personaje de una gama de emociones que ha requerido de mucho estudio y discusión entre el director Gary Homs, y yo, convirtiéndose en un colectivo escénico que ha enriquecido la interpretación, la dirección y conceptualización, haciendo de este montaje una presentación con fuerza en la palabra".
"Es de un gran reto actoral que se une a otros en mi carrera, pero este es el primer monólogo que interpreto, lo cual hace este trabajo uno muy especial y, más aún, por ser relacionado a la Semana Mayor que resalta y promueve nuestra fe como cristianos", agregó, a la agencia Inter News Service (INS).
En la ficha técnica se destacan la musicalización e interpretación en vivo por el joven cantautor de 19 años, Gabriel Caro; las proyección de imágenes a cargo de José Negrón, un diseño de luces por Pamela Maldonado, el vestuario Alba Kercadó, maquillaje por Bryan Villarini  y escenografía de Gregorio Barreto y Flor García. 
Las funciones serán a las 6:00 de la tarde, según trascendió. 
Para más información y boletos, puede comunicarse con Ticket Center, 787 792-5000, ó en el CBA de Santurce, 787 620-4444.

Ulises Rodríguez (Foto/Suministrada)


Ver a Ulises Rodríguez en https://www.facebook.com/photo.php?v=736896926342229

  

   YO, JUDAS ISCARIOTE (MONÓLOGO TEATRAL)

                                                Por Carlos Etxeba

(La escena representa un monte arisco con un árbol sobresaliendo sobre un precipicio. Se oyen truenos y relámpagos. Envuelto en una niebla espesa Judas entra en el escenario, huyendo de su culpa. Habla siempre con la inseguridad de una mala conciencia)

JUDAS - ¡Me presenté a los sumos sacerdotes para que cambiaran el veredicto de pena de muerte y no lo han querido hacer! ¡Les he arrojado al suelo el dinero que me dieron por traicionarle! Me bastaba con que le hubieran encarcelado y castigado, para que no extendiera sus ideas.

Lo que yo quería era vencerle. Aniquilar la compasión y destruir el amor. ¡Yo, Judas Iscariote, le he vencido! ¡He aniquilado la compasión y destruido el amor! Como siempre, ha vencido el odio sobre la tierra. ¡No podría ser Hijo de Dios, puesto que no utilizaba la fuerza para realizar sus planes! Todo lo que decía eran mentiras. Todos los milagros tenían que ser puro teatro. Pedro y Juan, sus confidentes, lo tenían que saber. Conmigo nunca quiso tener confidencias. Más le hubiera valido aliarse conmigo y dejarse llevar por mis consejos. Yo le hubiera llevado hasta los celotes de Galilea y allí le hubiéramos proclamado rey, un verdadero rey, para aplastar a los romanos.

Yo he demostrado a todo el mundo que era el ser más indefenso de la creación, el ser más débil de todos. ¡Ha sido todo tan fácil! Se refugiaba en el amor porque le tenía verdadero miedo al odio. ¡He sido más fuerte que él! El odio es la fuerza que mueve los cimientos del universo. Estaba confundido. Su estrategia de extender el amor sobre la tierra era errónea. ¡Otra vez ha triunfado el dinero! ¡He desenmascarado a un falso profeta. ¡Ha sido todo tan fácil!

(Saca del interior de la túnica un puñal )

¡Con este puñal hubiese llegado a matarle, para que no propagase sus ideas!

(Arroja el puñal despectivamente al suelo)

En su inocencia no creía que el dinero es la medida del odio sobre la tierra. ¡Sólo valía treinta monedas de plata! ¡No quisieron pagar más por Él! ¡Módico precio para el Hijo de Dios!

(Ríe de una manera nerviosa e insegura. Entre relámpagos y truenos con grandes efectos luminosos, se escucha la voz de Jesús que desde la cruz dice: "Dios mío, por qué me has abandonado")

Ha perdido su carisma y ha sido un juguete del poder. Está muriendo completamente abandonado de todos. No sabía gobernar. Primeramente hay que saber utilizar sutilmente la política y dirigir a la gente con mano dura, usando las herramientas de la gobernabilidad: el castigo y la venganza. Por eso le traicioné. Su enemigo no era Roma, su enemigo era el diablo, un ser inexistente, y mientras tanto los romanos están oprimiendo al pueblo. Lo único que quería era cambiar la identidad de la raza judía, cambiando nuestras costumbres.

La raza judía tiene que ser una raza dominante, opresora de los demás pueblos, porque si no, al tratarse de un pueblo tan pequeño, nos extinguirían fácilmente. Yo hubiera preferido aliarme con el mismo diablo, para adueñarme de todas las riquezas del mundo y obtener todos los placeres. ¡Este salvador no ha conseguido nada con su predicación! ¡Tanto trabajo para nada!

Ni siquiera se daba cuenta de que yo le robaba constantemente. Le dije con cara de ingenuo que me ofrecía a dirigir la economía del grupo, organizando nuestras estancias y las limosnas por donde pasábamos. Era tan simple que me creyó y me agradeció el ofrecimiento. Desconocía que mi gran pasión era el dinero y que por dinero le vendería también a Él.

Se fiaba enteramente de los demás como un niño sin malicia. Estaba completamente loco. Era el loco más aparentemente cuerdo que he visto en mi vida. El destino de la humanidad está en la violencia del dinero, como hace Roma, la gran prostituta universal, que roba a todo el mundo para imponer su voluntad por la fuerza.

¡Qué locura, querer gobernar por el amor! Yo no le decía nada, cuando pronunciaba sus discursos poéticos sobre un mundo idílico, imaginario, donde las criaturas tienen asegurado el sustento diario necesario para cada día. No sospechaba mis pensamientos, que le espiaba y le robaba constantemente. Yo me reía interiormente de sus teorías simplonas, aunque al exterior aparentaba obedecerle. Pero estas teorías calaban en las gentes y las hipnotizaban.

¡Para qué le ha valido confiar más en Pedro y Juan que en mí! ¿Para qué le ha valido escuchar sus alabanzas? Esos dos también le han abandonado. Aparentaban creer todo lo que les decía. Luego sucedió lo que tenía forzosamente que suceder. Empezó a creerse realmente el Hijo de Dios, sin poseer un ejército que le apoyase contra los enemigos.

Incluso llegó a incitar a los sumos sacerdotes, para que le mataran. ¿Cómo pudo decir delante de todo el mundo que podía reconstruir el templo de Jerusalén en tres días? ¡Atreverse a insultar a los sumos sacerdotes y a los fariseos, poniéndose de parte de los pobres y de los oprimidos!. Esta ingenuidad pueril le ha costado la vida; pero yo he sabido sacar partido de su imbecilidad, aunque solo ha valido treinta monedas de plata!

(Ríe nerviosamente. Entre efectos sonoros y luminosos se oye la voz de Jesús desde la cruz que dice: "Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen")

¡Esta manía que tenía de perdonar! ¡Mi pueblo no necesita un Mesías perdonador y perdedor! Tenía que morir. El Mesías que esperamos los judíos tiene que ser un Mesías triunfante, que nos libere para siempre del yugo romano.

He de admitir que tenía una extraña personalidad y que podía haber llegado a ser un gran profeta. Si, al menos, hubiera incitado al pueblo contra Roma, yo le habría ayudado. Por eso busqué su compañía. Hubiera sido capaz de luchar  y morir por esta causa; pero muere como un enemigo de los judíos, enemigo de su propio pueblo. Yo informé a los celotes en las montañas de Galilea de que se trataba de un profeta que odiaba la violencia y la utilización de la fuerza. Me contestaron que había que destruirlo, para no confundir al pueblo y para que no siguiese desprestigiando a los fariseos.

Todos sus discípulos eran como yo, unos oportunistas. Mientras vieron que podrían aprovecharse de su prestigio ante el pueblo, le siguieron, aparentando sumisión y obediencia. Se cansaron de seguir a un jefe que se aliaba solo con los pobres, los enfermos y los necesitados.

(Ríe nerviosamente)

Sin embargo todo esto ha sido tan misterioso. Hay algo que no comprendo: Él mismo me mandó que me fuera a hacer lo que tenía que hacer. "Lo que tienes que hacer, hazlo pronto". Tenía prisa por morir.

(Se queda pensativo y preocupado)

Se lo dijo a Juan. Yo se lo oí, cuando le dio el pan mojado con la salsa. Le dijo claramente que yo le iba a traicionar. Se había enterado de todas mis manipulaciones. Me miró con una mirada especial, era como si me mandara hacer la misión más importante de su vida, una misión que no era de este mundo.

(Se pone muy nervioso y anda inquietamente por le escenario, dando muestras de una gran preocupación)

¡Lo sabía todo! Cuando salí del cenáculo, le miré y quedé impresionado por su mirada que me siguió a lo largo de toda la habitación. Nunca me había mirado así. No pude resistir el fuego de aquellos ojos que me hicieron desviar la vista rápidamente, para pasar desapercibido.

Casi me animó a que le traicionara. ¿Por qué no me lo echó en cara? Su terrible mirada me ha inoculado el remordimiento, que se retuerce en mi alma como una serpiente.

(Se pone más nervioso todavía)

Tenía una mente misteriosa, ocultando siempre sus decisiones. ¡Parece que deseaba que yo le traicionara! ¿Por qué lo quería tanto? ¿Cómo pudo leer mis pensamientos? ¡Yo no se lo dije a nadie! ¡Nadie sabía mis manipulaciones!

Nadie supo nunca que yo le robaba y que malgastaba su dinero en los burdeles del vicio. Siempre me cuidé de tenerlo muy oculto; pero Él lo sabía.

(Le entra un estremecimiento nervioso. Se muestra inseguro y pesaroso)

¡Estas tinieblas feroces me está helando las entrañas! ¡Lo sabía todo y nunca me reprochó nada! Había algo misterioso, oculto en su alma. Estaba seguro del triunfo del bien sobre el mal, del triunfo de la luz sobre las tinieblas, del triunfo del amor sobre el odio. Hablaba siempre de la luz de la verdad y de las tinieblas de la falsedad, como si la maldad fuese la ceguera y la bondad lo natural en el ser humano, cuando en la realidad es todo lo contrario.

Según su forma de pensar, estoy manchado con las tinieblas de la mentira, manchado con el crimen de la traición. ¿Será verdad que la dignidad de una persona, solo la da el amor? ¿Será verdad que el amor es la pasión que mueve el universo? ¿Será posible que fuera el verdadero Mesías?

Me acuerdo de sus palabras: "Cuando fuera levantado de la tierra atraeré todas las cosas hacia mí". ¡Creía que su triunfo vendría después de su muerte! ¡Si triunfa, estoy completamente perdido! También dijo: "¡Ay de aquel por el que el Hijo del Hombre será traicionado, más le valiera no haber nacido". ¡Se refería a mí! ¡Se refería a mí!

(Entra en una profunda depresión. Se oyen relámpagos y truenos y el sonido de un terremoto con efectos luminosos sobre el escenario. Se oye la voz de Jesús a lo lejos desde el Gólgota que dice: "Hijo, ahí tienes a tu madre")

Otra vez me atormenta el sonido de su voz. El sol también agoniza. La naturaleza protesta con rayos y truenos por la muerte de un inocente. Me siento miserable. ¿Qué le podré decir a su madre, cuando la vea? ¡Su madre, el ser más infeliz del universo! ¡Cuántas veces me trató como si fuera su  propio hijo! ¿Cómo la voy a mirar a los ojos, para hacerla recordar, cada vez que me vea, la muerte de su hijo? ¿Con qué cara me voy a presentar ante el pueblo, si todo el mundo lo está comentando, si todo el mundo sabe que yo fui el que traicionó con un beso al profeta?

(Se frota los labios desesperadamente con la túnica para limpiarlos)

¡Mi traición ha sido fruto de mi odio y mi odio es el fruto de mi desesperación, algo negativo en mí, un defecto despreciable de mi naturaleza!

(Se vuelve a oír desde lejos la voz de Jesús que dice: "Tengo sed")

Tiene sed, Está explicando cómo se está muriendo, para demostrar después su resurrección. ¡Estas tinieblas en pleno día parecen indicar que hasta la naturaleza se avergüenza de mi traición! ¡Qué pasaría, si resucita, como lo hizo con Lázaro? Yo presencié aquella resurrección, pero el odio y la envidia que le tenía me hicieron juzgarla como preparada y teatral. ¿Y si fue verdadera aquella resurrección? ¿No tenía unos poderes extraños? ¿No he presenciado muchos de sus milagros, algunos incomprensibles para mí?

Si he sido un asesino, ¿dónde me podré esconder para que no me vean? ¿Qué perdón puedo merecer de los demás? ¿Cómo pedirles perdón por haberle matado? ¿Por qué me precipité tanto para traicionarle y no supe contenerme tan solo unos instantes, antes de ocasionar su muerte? ¡Cualquier otro podría haberle entregado! ¡Esta locura de temperamento que tengo no me deja nunca ni un momento de paz con mis arrebatos!

(Se restriega la boca con las manos para limpiársela y se frota al mismo tiempo las manos con la túnica)

¡Esta boca está manchada con el beso que le di y estas manos  están manchadas también con su sangre! ¿Cómo limpiarme estas manchas?

(Se oyen más relámpagos y truenos con efectos luminosos sobre el escenario. Se oye la voz de Jesús a lo lejos en el Gólgota que dice: "Padre, perdónales porque no saben lo que hacen")

No he sabido lo que he hecho. ¡Qué ofuscación más terrible! ¡Me precipité demasiado, al hacerlo! ¿Quién me podrá perdonar? ¡El frío de este horrible día, transformado en noche, me está helando el alma!
 Estoy sucio. Mis manos están sucias. No me he sabido controlar a tiempo. He cometido un crimen horrendo, que nunca podré ocultar. ¡Todo el mundo lo comentará! El maestro me lavó los pies. No pude resistir su mirada, cuando lo hizo. Tuve que cerrar los ojos y mirar a otra parte. Aquel fuego de sus ojos, pidiéndome al mismo tiempo compasión. ¡Se refirió a mí, cuando dijo, que no todos estaban limpios! ¡Quería realmente morir para demostrar que podía resucitar  por ser efectivamente Hijo de Dios!

Me examinaba con una manera misteriosa que tenía de ver las conciencias. Era como si estuviera por encima del bien y del mal, por encima del tiempo. Esa debe ser la única manera de poder comprenderlo todo. ¿Por qué no lo consideré antes? ¡Se cumplirán de esta forma la escrituras! ¡No quiero vivir con esta pesada carga sobre mi conciencia! ¡Tengo que morir! ¡No podré soportar la vida ante los demás!

(Se oye de nuevo la voz de Jesús entre efectos luminosos y acústicos que dice al buen ladrón: "Hoy estarás conmigo en el paraíso)

Hoy entrará en el paraíso y desde allá se vengará de mi traición. No me podré esconder en ninguna parte. Su venganza será terrible. Por eso dijo aquellas palabras: "Ay, de aquel por el cual el Hijo del Hombre será entregado. Más le valiera no haber nacido". ¡Se refería a mí, se refería a mí! Andaré arrastrando mi culpa por el mundo mientras viva. ¡Es el destino de los traidores! Una noche continua  en tinieblas sin ilusiones, ni consuelo!

(Se oye otra vez la voz de Jesús que dice: "Todo se ha cumplido")

¡Dice que se han cumplido las profecías! Esta oscuridad, estas tinieblas tan espesas me están torturando el alma. Lo afirmaba constantemente. Las escrituras se cumplirían de esta manera. Cualquiera podría haberlo entregado para que lo mataran; pero fui yo el que lo hizo. ¡Sólo por treinta monedas de plata! ¿Por qué apresuré tanto a traicionarle y no lo medité antes? ¿Cómo he sido tan irreflexivo? ¡Ya es tarde para volver atrás! Solo me espera el odio y la venganza sobre la tierra. ¡He traicionado a la inocencia, a la verdad, al Hijo del Hombre, al Hijo de Dios! Soy despreciable porque odiaba su perfección, su ecuanimidad, su sabiduría, su paciencia, todas sus grandes virtudes. La fama de mi traición se extenderá por toda la tierra. Me he destruido a mi mismo para siempre. ¡Mi ideal de la violencia y la fuerza eran falsos! ¡No puede haber perdón para mi pecado!

(Otra vez se vuelve a oír la voz de Jesús que dice: "Padre en tus manos encomiendo mi espíritu)

¡Ha muerto ya! ¡Qué soledad tortura mi alma entre estas tinieblas fatídicas! Ha muerto, pero resucitará y todo lo convertirá en triunfo, tal como aseguró. Iré por le mundo a solas con mi culpa, arrastrando mi pecado, mientras la gente a mi alrededor murmurará, llamándome traidor. ¡Me siento solo y aborrecido sobre la tierra! La oscuridad de mi pecado nunca podrá apagar la luz de su verdad y de su virtud.

Resucitará, como aseguró y vendrá a juzgarme. Al final la luz de su verdad triunfará sobre las tinieblas de mi mentira. ¡Estaba confundido! ¿Qué será de mí? ¿Dónde me podré esconder de mi propia vergüenza? ¡Yo he ayudado a matar al Hijo de Dios, al gran Mesías! Prefiero morir, antes que soportar el peso de mi conciencia. No quiero que me vean y comenten lo que he hecho. La muerte me lo solucionará todo. No quiero pasar por una humillación y desprecio constantes.

¡Me maldecirán. me maldecirán mientras viva! ¡Mi angustia solo podrá terminar con la muerte! ¡Qué me puede deparar ya la vida, manchada con el odio, la mentira y la traición?

(Se dirige al árbol del fondo del escenario y con la cuerda que hace de cinturón se cuelga de él entre los efectos sonoros y luminosos de los truenos y relámpagos. La sombra fatídica del ahorcado se extiende por el fondo del escenario)




                                                       F I N

YO JUDAS ISCARIOTE

https://www.youtube.com/watch?v=nlIJgmsSjNI
Publicado el 17/04/2013
TEATRO DE MARIONETAS
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Etxeba Carlos - Yo Judas Iscariote (teatro) Rtf

BIOGRAFIA: (3754)
Carlos Etxeba (seudónimo de Carlos Sáez Echevarría) es poeta, pintor, actor, autor dramático y políglota. Nació en Bilbao el 10-3-1929. Ha publicado seis libros de poemas y dado recitales poéticos con sus propios poemas tanto en emisoras de radio como en entidades culturales, siendo traducidos sus poemas al italiano. Es fundador de Publicaciones Edertasuna, que se dedica a la publicación de obras dramáticas y de poesía. Ha recibido numerosos premios internacionales. Por su comedia `Una Estrella de Cine`, por su monólogo `La Mala Vida` y su obra de teatro breve `La Crisis del Teatro` fue distinguido en Italia con el Attestato di Merito de la Accademia Ferdinandea y del Periódico Il Messaggero del Sud de Catania, habiendo sido nombrado Accademico Benemerito. Ha recibido el Premio de Teatro Mínimo `Rafael Guerrero` de Chiclana de la Frontera por su otra `Historia mínima de un recién nacido en Mozambique en el año 2000`. Posee numerosos premios de la Accademia Ferdinandea de Italia, como el `U Liotru` y `La Siccula Athenae`, Premio `Catania e il suo Vulcano`, premio `Catania Duomo`, premio `Primavera Catanese`, premios a los que da el autor una significación especial por venir de Italia, un país donde se ha originado gran parte de la cultural mundial. Es colaborador periodístico del Norte Cultural de Argentina y está incluido en el Who is Who International de Cambridge. El día dos de noviembre de l999 leyó su sainete `Música de Piedra` en la Asociación de Autores de Teatro de Madrid, actuando de crítico Patricio Chamizo. El día 6-6-2000 se efectuó una lectura dramatizada de su sainete `El Trabajo Fijo`, de sus monólogos `El Conde Drácula tiene Sida` y `Monólogo Total`, así como de su teatro mínimo `Historia Mínima de un recién nacido en Mozambique en el año 2000` en los salones del Boulevard del Arenal bilbaíno, actuando los actores de la Sociedad Artística Bilbaína, emitiendo un informativo con imágenes del acto el Canal de Televisión ETB-2. En estos mismos salones y dentro del programa del Maratón de las Artes, se han efectuado lecturas dramatizadas de sus sainetes `Música de Piedra` y `Merengue con Coco`, interpretadas por los mismo actores.Su obra dramática LAS MUJERES DE MAHOMA, publicada en el año l.992 en Publicaciones Edertasuna, tiene la característica histórica especial de un tema cultural que hunde sus profundas raíces existenciales en nuestro idioma y en nuestra peculiar idiosincrasia, por más que pretendamos olvidarlo o pasarlo por alto, como de hecho sucede muchas veces.

En el libro `Una Estrella de Cine` abarca un tema de plena actualidad en la realidad española. Los artistas de cine siempre han sido unas de las claves principales para interpretar una sociedad en una de sus vertientes más llamativas: el ocio. Lo que hacen los españoles principalmente en sus momentos de ocio, es contemplar a los artistas de cine, admirarlos y en cierto sentido, procurar imitarlos, ya que dentro de toda admiración va implícita una emulación encubierta.

Ha escrito como dramaturgo las siguientes obras teatrales:
Aspasia o la Liberación de la Mujer (l983)- La Salvación es la Música (l985)- Un Aprendiz de Macarra (l.986)- Las Mujeres de Mahoma (l992) - Una Estrella de Cine (l995) - La Crisis del Teatro (l995) -En el Holding la Masa hasta el amor se traspasa (l997) - La Mala Vida (Monólogo) (l994) - El Amor a los Hijos (l990) - Música de piedra (Sainete) (l998) - Merengue con Coco (Sainete) (l999) El Diván (comedia) (2000) - Monólogo total (2000) - La Cuerda del Reloj (2000) - Historia mínima de una recién nacido en Mozambique en el año 2000

RESEÑA: (35986)
¿Por qué se suicidó Judas Iscariote? Se pretende buscar las razones escondidas en la conciencia de Judas para suicidarse.

viernes, 11 de abril de 2014

(BG-2014) RESEARCH-Biografía: "Martin Lutero Su Historia Documental Completo"


Las monografías de Biografías y Vidas
Martín Lutero
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La ruptura de la cristiandad
Con el nombre de Reforma es designado el movimiento religioso iniciado por Martín Lutero que daría lugar al protestantismo. La división religiosa del continente a que llevó la Reforma se inició en 1520, cuando el monje alemán Martín Lutero fue excomulgado por el papa León X por su feroz crítica de la política religiosa de los papas, convertidos en mercaderes de paraísos y de salvación a buen precio; tres años antes, el propio Lutero había colgado su diatriba (las famosas noventa y cinco tesis) en las puertas de la iglesia de Wittenberg. Este suceso aparentemente banal fue el desencadenante de un largo proceso de ruptura. Pocos meses después, en la Dieta de Worms (1521), la negativa de Lutero a retractarse ante el emperador Carlos V, convertido en defensor de la ortodoxia católica, supuso también su proscripción política del Imperio. Los intereses de algunos príncipes alemanes por frenar el ascenso del absolutismo de los Habsburgo y su deseo creciente de hacerse con las tierras de los monasterios hicieron el resto.

Lutero ante la Dieta de Worms
Entre 1521 y 1525, la Reforma viviría sus momentos heroicos, de abierta oposición a Roma y a sus símbolos. El mensaje de emancipación pasó a ser interpretado libremente, desbordando con creces el marco originario de las doctrinas luteranas. Ejemplo extremo de ello es la guerra de los campesinos liderados por Thomas Müntzer (1491-1525). De hecho, el final de este conflicto, que se saldó con la ejecución de los rebeldes, marca un punto de inflexión en la reforma luterana. A partir de este momento se observará una orientación más conservadora: en materia religiosa, frenando las innovaciones y libres interpretaciones de algunos discípulos; en materia social, predicando la sumisión a las autoridades establecidas (como en el caso de las propias revoluciones campesinas, condenadas enérgicamente por Lutero); en materia eclesiástica, prestando una mayor atención a los aspectos organizativos de la nueva iglesia. Finalmente, en este período se produjo la ruptura total de Lutero con humanistas como Erasmo de Rotterdam, a causa de las diferencias doctrinales en el tema de la predestinación.

A partir de 1527 la reforma luterana se extendió, conviviendo con otras versiones de la doctrina reformada como las de Ulrico Zwinglio en Zurich o Martín Bucero (1491-1551) en Estrasburgo. Zwinglio, artífice de la Reforma en la ciudad suiza, era hijo de campesinos, clérigo humanista, admirador de Platón y conocedor de Erasmo. Zwinglio inició un proceso de renovación personal que le llevó a adoptar unas posiciones doctrinales cercanas a las de Lutero. Siendo predicador en Zurich, luchó a partir de 1521 para que su ciudad y los cantones confederados se sumaran a sus ideas, cosa que logró en 1523: la misa en latín quedó suprimida, se retiraron las imágenes de las iglesias y se secularizaron los conventos.

Ulrico Zwinglio
Basilea, por otro lado, era en estos años un centro humanista de singular importancia. Johannes Ecolampadio (1482-1531) predicó allí las doctrinas zwinglianas desde 1523, y cuatro años más tarde la ciudad se incorporó a la Reforma. El triunfo de la Reforma en Estrasburgo a partir de 1529 se debió a Capiton (1478-1521) y, sobre todo, a Martín Bucero. La Reforma en su versión zwingliana se difundió ampliamente por las ciudades de Suiza y el sur de Alemania, mientras que las del norte se mantuvieron fieles al primitivo mensaje luterano. Uno y otro modelo presentaban diferencias teológicas y litúrgicas importantes, siendo quizás la fundamental la relativa a la eucaristía. Zwinglio negaba la presencia real de Cristo en ella, convirtiendo el sacramento en una simple ceremonia simbólica. De esta forma, se abría una fisura en el seno de las doctrinas reformadas.

Los intentos de frenar la relativa tolerancia seguida por Carlos V tras la primera Dieta de Espira (1526) fueron contestados por los príncipes alemanes reunidos de nuevo en aquella ciudad en 1529. Príncipes y ciudades reformadas protestaron (de ahí que desde entonces se les conociera como "protestantes") contra la voluntad imperial de volver a la situación de 1520. Los intentos de llegar a un entendimiento en la Dieta de Augsburgo de 1530 fracasaron, dando paso al enfrentamiento armado.

La lucha contra los príncipes alemanes reformados, unidos en la Liga de Esmalcalda (1531) por Federico de Hesse, tuvo altibajos debido a las ayudas que aquellos recibían de potencias como Francia o Inglaterra, adversarias de la hegemonía política que los Habsburgo trataban de imponer sobre Europa. A pesar de la victoria de Carlos V de Mühlberg (1547), los ejércitos de Mauricio de Sajonia (1521-1553) derrotaron a los imperiales en Innsbruck (1552). Esta derrota, además de la abdicación del emperador en favor de su hermano Fernando y de su hijo Felipe, que se haría efectiva entre 1555 y 1556, precipitó la llamada paz de Augsburgo (1555), que significaba la renuncia a la unidad religiosa en Alemania y el fin de los ideales de una sola cristiandad defendidos por Carlos V.

Carlos V
En la década de 1550 la fisura religiosa había quedado definida, aunque no de forma concluyente. España, Italia, gran parte del sur de Alemania, Austria, Bohemia, Polonia y Lituania seguían siendo católicas, aunque las cuatro últimas hubiesen aceptado la presencia de minorías calvinistas. Gran parte del norte de Alemania era luterana, al igual que Dinamarca y Suecia. Los cantones suizos eran en parte católicos, pero Ginebra aparecía como centro del calvinismo. Inglaterra, al cabo de muchas vacilaciones, se convirtió en un país protestante con una iglesia estatal de signo calvinista. Rusia conservó su fe ortodoxa. Surgieron nuevas sectas, como los anabaptistas, que discrepaban tanto de la religión católica como de la protestante, y que, por su oposición a todo principio de autoridad, serían perseguidos por una y otra. La respuesta católica, auspiciada por el emperador Carlos V, fue la convocatoria por el papa Paulo III del Concilio de Trento (1545-1563).

La ruptura terminaría generando confusión y violencia. En Francia, la conversión al calvinismo de determinados sectores sociales en la década de 1560 añadió un matiz ideológico a la rivalidad existente entre los grandes magnates territoriales (los Guisa, los Condé, los Borbones) en una época de debilidad del gobierno central. Durante las guerras civiles que desgarraron el país intermitentemente entre 1562 y 1593, Francia corrió serio peligro de fragmentación confesional. También en los Países Bajos, a partir de la década de 1560, los intereses religiosos se confundieron con los políticos. Se inició así una rebelión que se prolongaría a lo largo de ochenta años.

Causas y efectos de la Reforma

Las causas profundas del malestar religioso tenían sus raíces en el propio desarrollo histórico del Renacimiento europeo. La crisis política de la iglesia bajomedieval y el Cisma de Occidente (1378-1417) originaron un vacío espiritual y la creciente mercantilización de las prácticas religiosas. Numerosos humanistas denunciaron el bajo nivel moral del clero, su escasa preparación, la primacía de los intereses terrenales sobre los espirituales y, en especial, la venta de indulgencias con las que se conseguía una rebaja de las penas del purgatorio.

Los anhelos de regeneración de las costumbres religiosas y la búsqueda de una vida espiritual más intensa y personal fueron abriéndose paso en círculos de religiosos y laicos como el de los Hermanos de la Vida Común, un grupo próximo a lo que se llamó la devotio moderna. Numerosos en los Países Bajos y Renania, e influyentes gracias a sus escuelas (Erasmo y Lutero asistieron a ellas) y a sus libros -sobre todo la Imitación de Cristo (1418), atribuida a Tomás de Kempis, (1380-1471)-, no desafiaban la ortodoxia abiertamente, sino que manifestaban sus críticas de forma implícita, prescindiendo de muchos ritos y preceptos que consideraban superfluos y defendiendo una piedad subjetiva y ascética basada en la lectura personal y directa de la Biblia. La crítica textual propugnada por los humanistas vino en su ayuda, demostrando que, aparte del bautismo y la eucaristía, presentes en los Evangelios, el posterior edificio de los sacramentos (confirmación, matrimonio, confesión, penitencia, extremaunción, ordenación) era artificial y estaba llamado a desmoronarse, y con él la necesidad de una casta sacerdotal que lo mantuviese en pie: la jerarquía eclesiástica entera, desde el papa hasta el último franciscano, se hacía innecesaria.

A nivel político, allí donde la Reforma triunfó tuvo lugar un proceso de consolidación del poder establecido. La ruptura con el papado liberó a los gobernantes de su dependencia respecto a una institución que proclamaba la superioridad de su poder espiritual sobre cualquier otro poder terrenal. Además, la supresión de las antiguas instituciones eclesiásticas y la secularización de sus bienes, junto al principio luterano que atribuía al poder político la organización de sus propias iglesias, favoreció una ampliación del ámbito de competencias del poder civil: el pastor se convertía así en funcionario del príncipe. La tesis del sacerdocio universal no implicó la desaparición del ministerio pastoral, sino la profesionalización de los líderes eclesiásticos a partir de una completa redefinición de su estatus social y de sus funciones. La labor fundamental del pastor era ahora la predicación de la doctrina, y el sermón se convirtió en pieza clave de una misa cuya liturgia se simplificaba y enriquecía a la vez con nuevos elementos como los cánticos, empleándose las lenguas vulgares como vehículo de comunicación.

La Reforma también tuvo importantes repercusiones sociales. Las doctrinas reformadas, al hacer hincapié en la salvación individual, estructuraron las prácticas piadosas en torno al culto doméstico. Las familias se integraban en parroquias en las que el pastor ejercía una "clericatura atenuada", una tarea de disciplina y control. La primera práctica colectiva era el culto dominical. La confesión privada al oído fue sustituida por una confesión pública leída por el pastor, quien también ofrecía una absolución general. La eucaristía se celebraba cuatro veces al año. Los ritos asociados a la existencia del feligrés (bautismo, matrimonio y funerales) perdieron toda su carga simbólica.

La teología luterana

El término Reforma, por su suavidad, puede inducir a confusión: la Reforma no fue una transición ni una serie de cambios programados, sino una verdadera revolución religiosa con aspectos y efectos políticos; la Reforma rompió la unidad de la Iglesia de Occidente, produjo nuevas formas eclesiásticas e inauguró una nueva época en la historia de la espiritualidad cristiana. Sin embargo, la palabra Reforma corresponde a la idea que tuvieron sus promotores de no ser los fundadores de una nueva religión, sino de restaurar, en un tiempo en el que ya estaban presentes todos los gérmenes de la edad moderna, el antiguo cristianismo. Si bien es la resultante de tendencias, aspiraciones e impaciencias ampliamente difundidas en Europa a principios del siglo XVI, la Reforma recibe un sello inconfundible por efecto de la personalidad de Lutero.

La formación de Lutero explica algunas de sus actitudes posteriores. Hijo de un minero, estudió con los Hermanos de la Vida en Común en un ambiente espiritual exigente. Destinado a ser jurista por voluntad paterna, decidió no obstante ingresar en la rigurosa orden de los Eremitas de San Agustín (1505). Su brillante carrera religiosa y universitaria en Wittenberg oculta, según el historiador Lucien Febvre, una profunda inquietud personal: "Lo que le importa a Lutero de 1505 a 1515 no es la reforma de la Iglesia. Es Lutero, el alma de Lutero, la salvación de Lutero. Sólo eso." Tras largas reflexiones, la solución teológica la encontró en las Epístolas de Pablo: la justificación por la fe.

Martín Lutero

La justificación por la fe es la base del pensamiento de Lutero, que rechaza la idea de que las obras puedan coadyuvar a que el hombre alcance la salvación. Lo que hace revolucionario el pensamiento luterano es la radicalidad de su formulación y la coherencia de su desarrollo, que conduce a una negación sistemática, en nombre de Dios, de las enseñanzas católicas fundamentales y de la propia Iglesia como institución. En efecto, si sólo la fe justifica, resulta innecesario todo ministerio sacerdotal, con poderes exclusivos para administrar los sacramentos, que haga de intermediario entre Dios y los hombres. Lutero sólo aceptaba como verdaderamente instituidos por Jesucristo los sacramentos del bautismo y la eucaristía. La revelación estaba contenida únicamente en la Biblia, y todo cristiano iluminado por el Espíritu Santo era capaz de interpretarla libremente. Esta idea, que rechazaba expresamente la tradición de la Iglesia, ocasionó la publicación de numerosas Biblias sin comentarios ni acotaciones. Las doctrinas reformadas se sintetizaron en el lema Sola fide, sola gratia, sola scriptura (Sólo fe, gracia y Escrituras).

Lutero resume en sí el conflicto de la cultura eclesiástica en el bajo Medioevo. Ningún contacto directo, al principio, con el Humanismo; pero su formación filosófica y teológica se perfecciona con la "vía moderna" de Guillermo de Occam: una filosofía crítica, no sin analogías con la kantiana, en la que la unidad de fe y razón queda destruida y la especulación metafísica se suspende. Dios se envuelve en un misterio abismal, del cual sale revelándose solamente en la medida en que quiere hacerlo, en la revelación histórica. Dios, que está más allá de todo concepto de bien o de mal, impone no obstante al hombre una disciplina; siguiéndola con su mejor voluntad, el hombre puede y debe legítimamente presumir que le es grato.

El esfuerzo para hacerse grato a este Dios insondable, llevado a cabo con una indudable seriedad y un vivo sentimiento de lo absoluto, conduce a Lutero a la paradójica conclusión de que el hombre no puede jamás estimarse positivamente digno de la gracia, y que su único mérito ante Dios consiste en reconocerse radicalmente pecador, acusándose sin merced ante Dios y haciendo suyo su veredicto condenatorio. A una tal acusación incondicionada de sí mismo, Dios contesta con una no menos incondicionada absolución. Estos pensamientos reciben en Lutero una influencia de apoyo por parte de la mística germánica, aunque no asimila (por sus premisas críticas occamistas) su fondo especulativo neoplatónico. El deseo de poner en claro su "teología de la cruz" como una doctrina de absoluta penitencia interior con respecto a la práctica penitencial de la Iglesia (indulgencias) conduce a Lutero a la proclamación de las noventa y cinco tesis (1517) y a la revolución religiosa.

La espiritualidad de la Reforma refleja las exigencias complejas y a veces antitéticas de la experiencia luterana. Por una parte la concepción intimista de la penitencia, y en general de la vida religiosa, pone al hombre directamente en relación con Dios, y al desvalorizar intrínsecamente las obras meritorias, es natural que la Iglesia, como dispensadora de la gracia, quede privada de motivación y sea abandonada; por otra parte, la actitud crítica, antirracionalista y anatomista que caracterizó a Lutero se contrapone al intelectualismo y a la confianza en la persona que aportó el Humanismo.

Lutero en un retrato de Cranach el Viejo (1521)

La Iglesia, como custodia de la revelación, como garantizadora sacramental de la gracia, es indispensable en su espiritualidad, y Lutero la reconstruye después haberla negado; pero la reconstruye como un puro cuerpo espiritual, abandonando sus aspectos jurídicos y administrativos a la autoridad de los príncipes alemanes, los cuales, en el pensamiento de Lutero, administran la Iglesia, no en cuanto son el Estado, sino en cuanto que ellos son también "miembros preeminentes" de la Iglesia, investidos, por su posición, de especiales responsabilidades.

La misma complejidad llena de antítesis se encuentra en toda la concepción luterana de la vida. Si Lutero abandona el estado monástico (no voluntariamente, a decir verdad, sino forzado por las circunstancias) y si lo combate como la quintaesencia de las "obras meritorias", con una polémica violenta hasta la injusticia, no por ello reivindica Lutero la posibilidad de un gozoso vivir humano. Todo el mundo para Lutero yace en el mal, y el pecado se insinúa en todas partes, desde la forma sutil de la vanidad y del amor a sí mismo hasta en las expresiones de moralidad más elevadas.

Por otra parte, precisamente porque el mundo es malo, y en ningún modo es posible crear en él una isla de perfección, el mundo es aceptado como es: como un campo de batalla, de ejercitación moral, como una cruz a veces, cumpliendo con fidelidad los deberes (relativos y siempre discutibles desde el punto de vista de lo absoluto) de los que se compone la vida humana, y que, cumplidos con religiosa conciencia, como deberes dictados por Dios al hombre en su particular situación concreta, asumen un valor de "vocación".

La vida se desenvuelve así en dos líneas paralelas: la vida de la fe, en su interioridad y pureza, y la vida del mundo, con su relatividad pecaminosa. El hombre cristiano, en su concreción, pertenece a la una y a la otra, sacando de su fe una exigencia superior, un motivo de control, y al mismo tiempo de desvío de la realidad problemática en que vive; en esta realidad halla las condiciones concretas para el ejercicio, ascético en el fondo y quizá doliente, de su fe. Pero la vida vivida en la fe no impide al mundo ser "mundo", insuperable pecaminosidad, y la fidelidad cristiana en el servicio del mundo no puede jamás asentarse en la cuenta favorable al hombre en el balance eterno: la única razón de subsistencia del hombre ante Dios es siempre su inmerecido y gratuito perdón.


Lutero dirige una plegaria en el Castillo
de Wartburg (óleo de Hugo Vogel)

En esta polaridad y ambivalencia está la característica profunda de la espiritualidad luterana. Es por otra parte difícil que ésta se mantenga íntegramente en la tensión y el equilibrio de su afirmación y negación. Y así, hay a menudo, ya en Lutero mismo y más en el luteranismo, una alternancia de estados de ánimo: unas veces de completa negación del mundo (del que se busca refugio en la interioridad de una vida espiritual autosuficiente y sin necesaria relación con la vida concreta,) y otras veces de afirmación integral de la vida en su autonomía relativa, que en un tiempo más próximo a nosotros, a causa de la reducción del cristianismo al plano de una religiosidad sin pecado original y sin redención trágica, se resolverá simplemente en el optimismo de la presencia interna de lo divino en el devenir del mundo.

Esta resolución, cuya paternidad (sea gloriosa o deplorable) Lutero no puede declinar en las concepciones del mundo moderno, está en todo caso más allá de las intenciones del reformador. De todos modos hay que reconocer a Lutero el mérito de haber planteado el problema de la ética con todo su rigor, aclarando la diferencia que hay entre lo moral, lo útil y lo jurídico. El bien no es la adecuación al contenido de una "ley", y no es tampoco lo ventajoso para mí o para mi prójimo; más allá de todo legalismo y de todo interés, el bien es la obediencia incondicional a una voluntad absoluta. La transcripción lógica de la experiencia luterana será la moral kantiana. Reduciendo a la razón legisladora del hombre la insondable voluntad del Dios de Lutero (que por otra parte se revela como una libre voluntad de amor para sus criaturas, poniéndose así como forma y contenido del deber), Kant empobrece sin embargo en cierta manera la ética luterana de la obediencia a Dios solo.

El anabaptismo

La Reforma luterana se encuentra, desde su aparición, en antítesis y en competencia con un movimiento popular de insurrección religiosa, social y política: el anabaptismo. La hostilidad hacia este movimiento de Lutero (quien tuvo su parte de responsabilidad moral en su sangrienta represión por obra de los príncipes alemanes) no es debida solamente a motivos contingentes. El anabaptismo no comprometía solamente la Reforma ante el juicio de los príncipes, de los que la Reforma tenía necesidad, sino que sobre todo expresaba una espiritualidad diversa, en la que revivían los motivos dominantes de las herejías medievales: la aspiración a la renovación de la sociedad, la espera del reino de Dios del año mil, la inspiración como suprema instancia religiosa y como contraseña de la madurez de los tiempos.

Con su voluntad de instaurar un orden cristiano, según el modelo del Sermón de la Montaña, el anabaptismo debía desconocer profundamente, a juicio de Lutero, la insuperable pecaminosidad del mundo y la diferencia irreductible entre el plano de la fe y el de la vida concreta. La voluntad del anabaptismo de purificar la Iglesia, transformándola en una comunidad de adultos bautizados después de una profesión de fe personal, no concordaba con la profunda y compleja concepción eclesiástica de Lutero, según el cual la Iglesia, en su profunda esencia, no es "visible" (sólo Dios discierne los que son justificados por él mismo), mientras que la organización visible de la Iglesia queda siempre sujeta a lo problemático de las cosas de este mundo.

También el carácter insurreccional del movimiento contradecía no solamente el temperamento conservador de Lutero, sino su profunda persuasión de que los males de este mundo han de ser soportados como una cruz y transfigurados en factores de vida interior. En fin, la apelación al Espíritu Santo, que aparecía, incluso en su realidad concreta, expuesto a todos los riesgos del subjetivismo, no se compaginaba con el apego a la Biblia que Lutero había heredado de su formación occamista, y que correspondía profundamente a las exigencias de su conciencia suspicaz ante todas las voces interiores y los impulsos incontrolables, en que fácilmente podían enmascararse las insidias del diablo. El espiritualismo de los anabaptistas presenta en cambio mayores afinidades con la religiosidad humanista que reconocía en Erasmo su más autorizado representante, y que por otra parte era opuesta a toda actitud revolucionaria. Hacia ésta, como hacia el anabaptismo, Lutero puso, con su famosa polémica contra el libre albedrío, un límite infranqueable.

El calvinismo

La Reforma llega a su completa expresión sociológica y eclesiástica y a su sistematización doctrinal coherente con el calvinismo. El espíritu lógico y jurídico latino de Juan Calvino (1509-1564); el hecho de que la Reforma calvinista se desarrolló en un ambiente ciudadano y republicano como el de Ginebra, y que en otras zonas (Francia, Países Bajos) se encontrara ampliamente empeñada en las guerras de religión; y el mayor radicalismo de esta Reforma, que no se limitó a corregir el edificio de la Iglesia medieval, como había hecho Lutero, sino que quiso fundarlo de nuevo sobre el modelo de la Iglesia primitiva (aspiración común con el anabaptismo), explican la diversa fisonomía del calvinismo.

La Iglesia calvinista, incluso allí donde está en relaciones de íntima colaboración con el estado, como en Ginebra, es una Iglesia que se gobierna por sí misma, por medio de sus consejos de pastores y de "ancianos" (consistorios, sínodos), creando de este modo en sus fieles el gusto y la capacidad del autogobierno. Su ética está determinada por el desarrollo que asume en la doctrina calvinista la idea de la predestinación. Esta doctrina, que parece que habría de conducir a un fatalismo pasivo, quitando al hombre todo motivo de obrar, se trueca en cambio en el Calvinismo en un enérgico impulso a la acción.


Juan Calvino

Los que están persuadidos de ser elegidos de Dios e instrumento de sus planes piensan cumplir en sus acciones su eterna voluntad, y recíprocamente encuentran en el éxito de sus acciones una comprobación de su elección. Las obras, eliminadas por Lutero como obras "meritorias", reingresan en la ética reformada como "signos" de la salvación cumplida. El dualismo del mundo y del Reino de Dios, que no es substancialmente menos completo para Calvino que para Lutero, no conduce en este caso a una tolerancia pasiva, sino a una enérgica actividad dirigida a someter el mundo a la voluntad de Dios, y a obligarle a reconocer su gloria.

La motivación de esta actividad en el mundo, por otra parte, está desprovista de todo motivo utópico: el mundo no es substancialmente mejorado por la actividad de los elegidos, y sigue siendo el mundo del pecado, provisional, transitorio, caduco. El calvinismo no espera una instauración milenarista del Reino de Dios (como el anabaptismo), y su visión de la vida perfecta se proyecta decididamente en el más allá (como en el luteranismo y en el catolicismo); pero igual que el catolicismo, y más que el luteranismo, se interesa por el problema de una sistematización de la ciudad terrena que tienda favorablemente a los fines del Reino de Dios.

La ética calvinista se traduce en la vida económica (estimulada por la supresión de la prohibición medieval del préstamo a interés) en un activismo al mismo tiempo libre y austero, que considera la vida como un combate, el lucro como un deber, el éxito como una sanción divina, el lujo como un pecado y la severidad del tipo de vida como un título de nobleza (puritanismo). Esta concepción de la vida, en los siglos XVII y XVIII, especialmente en suelo anglosajón, se cruza con otras influencias de origen humanista y anabaptista, que por una parte conducen a una atenuación de la doctrina de la predestinación (arminianismo) y por otra a una valoración más favorable de la capacidad del hombre natural (jusnaturalismo), e inclinan la autonomía de los elegidos calvinistas en el sentido de la declaración de los derechos del hombre y de la libertad de conciencia.

El devenir de la Reforma

Nacida de exigencias religiosas, la Reforma se entrecruza, en su difusión, con los intereses políticos y las pasiones nacionales y raciales, polarizando en los Estados germánicos el estado de ánimo impaciente por la influencia, a veces financieramente gravosa, de la curia romana, y sacando provecho de la secularización de los bienes eclesiásticos confiscados por los príncipes, en gran parte en provecho propio. Tal interferencia de motivos determina diversamente la configuración de la Reforma y de la Iglesia en los estados protestantes, y su conexión más o menos estrecha con las autoridades civiles.

Una posición aparte ocupa la Iglesia anglicana, brotada de un acto de gobierno regio al que debe también su fisonomía particular: católica en el rito y en la jerarquía, calvinista en la doctrina y en la moral. Pero la historia de la Reforma en Inglaterra no se identifica con la de la Iglesia anglicana, sino que más bien es la historia de la controversia del anglicanismo con las Iglesias "independientes", de más acentuado carácter calvinista. En Francia, la historia de la Reforma se inserta en la de las luchas de la nobleza provincial contra el creciente absolutismo monárquico. De esta situación de minoría combatida y perseguida se deriva la teoría calvinista del derecho a la resistencia, por parte de los "magistrados inferiores" y de los estados generales, al arbitrio del soberano. En Italia la Reforma se redujo a un movimiento de "élites" intelectuales, más o menos íntimamente unido al humanismo. A este origen cultural deben los reformadores italianos su peculiar fisonomía, que les confiere una posición intermedia entre Renacimiento y Reforma, y los convierte en precursores (incomprendidos y combatidos hasta por los protestantes de su tiempo) de la Ilustración del siglo XVIII (socinianismo).

La época de la Reforma comprende esencialmente los siglos XVI y XVII. En el XVIII afloran en la sensibilidad europea nuevas tendencias, que aunque sigan buscando su inspiración en la fe y en la piedad de la Reforma, señalan al mismo tiempo hacia nuevos problemas y nuevas orientaciones. El predominio de la Biblia en la Reforma quedará sometido a la crítica de la razón y de la historia; el dogma cristiano se resolverá en la "religión natural" (Ilustración); la esfera del sentimiento, relegada a un segundo plano por el objetivismo teológico, eclesiástico y sacramental de la ortodoxia protestante, recobrará la conciencia de su autonomía, contraponiéndose al racionalismo (Pietismo, Metodismo, Romanticismo). El protestantismo vivirá en adelante de su controversia con el mundo moderno, al cual sigue proporcionando importantes temas de meditación espiritual.

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Martin Lutero Su Historia Documental Completo


Publicado el 24/06/2012
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