(HC) "La Iniciación" por Hugo Casas

La Iniciación

• De Hugo Casas
• 29 abril, 2014
• 6 comentarios

La Orden Rosacruz AMORC se define a sí misma como una organización filosófica, iniciática y tradicional.

Efectivamente, es todo eso y mucho más. Sin embargo, si utilizamos estos tres adjetivos no es por casualidad, sino por que constituyen los pilares esenciales de su filosofía, de su estructura y de su razón de ser. En esta ocasión, me gustaría compartir con vosotros algunas reflexiones acerca de uno de estos aspectos, más concretamente sobre la iniciación, pues es un tema sobre el que se nos consulta habitualmente en la Gran Logia y sobre el que muchas personas desean saber más. Quizás es también uno de los aspectos que más llaman la atención a la sociedad en general. Aunque este tema es especialmente amplio y profundo, en este pequeño artículo tan sólo me limitaré a esbozar unos conceptos muy generales.

Etimológicamente la palabra “iniciación” proviene del latín “initiare” o “initium” que significa inicio o comienzo de algo nuevo. Por tanto, designa fundamentalmente el hecho de comenzar una nueva etapa en la vida, entrando en un nuevo estado del ser. En este sentido, no debemos olvidar que las dos palabras latinas mencionadas anteriormente provienen de “in-tere”, es decir, ir hacia dentro o ingresar.

Así pues, desde el punto de vista místico, la Iniciación implica el hecho de entrar en uno mismo, abriendo la puerta del Templo Interior para tener acceso a su luz. Por este motivo, los místicos de todos los tiempos han concedido una especial importancia a la meditación, pues es la técnica que nos permite abrir esa puerta a través de la cual podemos ingresar a la realidad espiritual de nuestro ser y a un conocimiento más amplio de nosotros mismos, de la naturaleza y del universo.

La mayoría de las Escuelas de Misterios de la antigüedad marcaron simbólicamente esta entrada hacia el interior de uno mismo, este descubrimiento de la realidad espiritual, a través de un rito que cumplía con varias funciones, entre las que me gustaría destacar dos: la primera era la de admitir simbólicamente al nuevo miembro en la Escuela en sí misma o en el grado al que estaba siendo iniciado, transmitiéndole las claves (o llaves) esenciales que le permitirían realizar esta apertura. En segundo lugar, favorecer que el iniciado adquiriera una mayor conciencia de su dimensión espiritual. De esta forma la Iniciación constituía un impulso a su evolución interior, aportando un influjo espiritual o una influencia mística particular.

Hoy en día la Iniciación que perpetúa la Orden Rosacruz AMORC sigue teniendo esta doble función, ya que se remonta a las fuentes más puras de la Tradición Primordial. De esta forma, cada grado de nuestra Orden es precedido de un pequeño ritual de Iniciación que el miembro puede realizar en su propio hogar y que pretende, por un lado, presentar las claves esenciales de las enseñanzas que está a punto de estudiar, y por otro que tomemos una mayor conciencia de nuestra dimensión espiritual, es decir, de nuestra alma y de las aspiraciones que le son propias.

Además de esta Iniciación individual, todos los rosacruces pueden dirigirse a una de las Logias de la Orden y participar en una ceremonia colectiva que se realiza en toda su pureza tradicional. En este aspecto, me gustaría precisar que las iniciaciones rosacruces no tienen nada que ver con prácticas ocultas, ya que la AMORC nunca ha aprobado ni enseñado tales prácticas. Por el contrario, todas las iniciaciones rosacruces constituyen rituales de una gran belleza y que tienen una gran profundidad filosófica y simbólica.

Por último, debo decir que la iniciación rosacruz no se limita a las ceremonias específicas que preceden a cada grado. Se trata en realidad de un proceso que se realiza en el interior de cada miembro, gracias al cual cada uno despierta poco a poco a su naturaleza divina. En este aspecto, su impacto espiritual depende de los esfuerzos que cada Rosacruz despliega en el estudio y la aplicación de las enseñanzas que se le transmiten. Por tanto, más allá de ciertos rituales, por muy bellos y profundos que sean, la iniciación constituye sobre todo un proceso de auto-realización que se va desplegando gradualmente en el interior de cada uno de nosotros, y que nos conduce hacia un estado de sabiduría al que nuestra tradición denomina como “Estado Rosa-Cruz”.

Tomado de: http://www.ordenrosacruz.es/filosofia-rosacruz/2014/la-iniciacion/