"Algo de mis Yo's Puntosuspensivadas (…)" by Brenda G. alias Kamala Telb

Siddharta y Kamala

Palabras de Siddharta a Kamala

"Tú eres como yo, diferente de la mayoría de las personas, eres Kamala y nada más. Dentro de ti hay paz y un refugio a donde puedes ir a cada hora del día. Yo también puedo hacerlo. Poca gente tiene ese asilo y, sin embargo, todos lo podrían tener."

Ujuuum....ASI MISMITO!!

Ujuuum....ASI MISMITO!!

sábado, 16 de marzo de 2013

"[Iniciadores] Una reflexión sobre el equivocarse” por Fernando Gull [Oneness University]

"Precisamente, una de las diferencias más notables entre un despierto y alguien que no lo está, es haber comprendido que no hay nada que alcanzar o conseguir, ya está todo aquí, sólo tenemos que vivir y disfrutar la parte que nos corresponde en este grandioso Universo."

Sobre la Equivocación

“Donde hay libertad, no hay elección”


¿ES POSIBLE EQUIVOCARSE?

Me estaba preguntando a qué le llamamos precisamente equivocarnos. Hace unos días una amiga me puso en un correo “¿existe realmente la equivocación?”.

Por lo general, le llamamos equivocación a cuando tomamos una decisión o elegimos algo que no nos conduce al lugar que nos gustaría, al lugar esperado, que no produce el resultado deseado o previsto.

Este “equivocarnos” nos ocurre normalmente por nuestra incapacidad de ver la situación completa y tal cual es. Lo cual obliga a nuestra mente a decidir algo sobre la base de lo que únicamente se puede percibir en determinado momento. Una visión parcial de las cosas. El no poder ver más profundo, no poder percibir el panorama completo, nos induce a tener que actuar casi ciegamente, a tientas, y el resultado de eso es lo que normalmente llamamos error o equivocación. “No vi tal cosa”, “no me di cuenta de...”, etc., son frases muy comunes que siempre pronunciamos cuando percibimos nuestro error. Nuestra mente no ve el “entramado” de la vida, sólo retazos.

Esta incapacidad de no poder tener una visión completa, no es algo que sea de nuestra completa responsabilidad, es en buena medida simplemente por la estructura de nuestra mente. Puede ver y percibir dentro de cierto rango o espectro, pero no “la totalidad” de las cosas o situaciones. Algunas personas más atentas o con estructuras mentales más firmes, desarrolladas o entrenadas, quizás puedan ver algunos detalles más que otras personas, pero difícilmente puedan de todos modos, percibir “todo”.

Reprocharnos esta falta, sería tan absurdo como reprocharle a una mano que no pueda pensar o a nuestros pulmones que no puedan digerir, o a nuestro hígado que no pueda caminar.

Recuerdo ahora una hermosa frase de Sri Bhagaván que dice:
“Donde hay libertad, no hay elección”.

Y si no hay elección, ¿nos podemos realmente equivocar? ¿Existe aún esa posibilidad, cuando ni siquiera es necesaria una elección?

¿Y a qué se refiere Bhagaván con “donde hay libertad”? ¿A qué clase de libertad se refiere?

Ciertamente no es a esa idea de “libre albedrío” a la cual es tan inclinada a adherir nuestra mente.
Más bien se refiere a la libertad surgida de tener nuestra conciencia establecida en el corazón. A esa condición de nuestro ser que nos permite ver todo como testigos imparciales y fluir libremente por la vida, experimentando y sumergiéndonos en lo que sea que se nos presente y viviendo con intensidad cada situación. Sólo ver y experimentar… todo fluye.

Sé que esta última frase puede resultar aterradora para muchas personas. Especialmente para aquellas tan temerosas de perder el control de su vida o admitir la posibilidad de expresarse tal cual uno es.

Esas personas que creen firmemente en que la libertad consiste en su capacidad de “elegir”, y que consecuentemente pueden tener control sobre sus vidas.

En realidad, la única que “elige” es la mente. Es el sí mismo o yo, operando en el control de nuestra vida. La mente es por naturaleza negociadora. Ve lo que le conviene, dónde cree que está la ventaja, y en base a eso toma decisiones. Y por eso puede “equivocarse”, por no poder evaluar correctamente el entorno y los innumerables factores que suele haber en la toma de cualquier decisión.

Muchas veces, las cosas en juego no son tan complejas y por lo tanto no resulta difícil acertar con una elección “conveniente”. O también, cuando a través de la intervención de la Gracia, opera nuestra intuición y nos da la visión justa de la situación, y hacemos la elección apropiada. Allí nos sentimos felices porque hicimos “lo correcto”, elegimos bien.

Entonces la posibilidad de equivocarnos o no, ocurre siempre en el ámbito de nuestra mente, nunca fuera de ella, porque cuando ella no interviene y nuestra relación con el mundo es directa y sin interferencias, no resulta necesario “elegir” nada, todo fluye naturalmente y hay libertad, la libertad a la que se refería Bhagaván. La libertad de fluir con la vida. Allí no existen las equivocaciones, porque no hay nadie que elija, que tome decisiones, no hay un yo dirigiendo la orquesta, no hay una “persona” decidiendo tal o cual cosa de acuerdo a conceptos, apegos, condicionamientos, ideales proyectados, etc., etc.

Cuando necesitamos “elegir”, tomar una decisión, optar por algo desde nuestra mente o con la intervención del “yo”, también tendremos que hacernos cargo de los resultados que provoque esa acción. Por ello, es muy importante poder discernir cuál es la motivación básica desde la cual estamos actuando. ¿Estamos obrando desde el miedo, desde la culpa, desde la venganza, desde los deseos desmedidos, los celos, el odio, o estamos contribuyendo al bienestar nuestro y el de las otras personas? Esto cambia radicalmente el sentido del resultado final, y determina también si nuestra decisión es correcta o no. Porque incluso ponernos felices y satisfechos por haber dañado a alguien como venganza, no es algo que nos resultará gratis y solamente placentero. Tarde o temprano tendremos que hacernos cargo del dolor ocasionado a los otros.

Pero cuando no hay un “yo” interviniendo, no hay quien elija. No hay una “persona” que elije, ni toma una decisión; hay simplemente un “eligiendo…”. Un fluir sobre los hechos y circunstancias que nos lleva naturalmente al lugar correcto, al espacio justo y en armonía con las circunstancias. No será necesario tampoco que alguien (uno mismo) se haga cargo del resultado de tal acción, porque ese “alguien” no está allí, no existe. Incluso si la acción resultara dolorosa para alguien, podemos estar seguros de que aun así, es justa y necesaria y con toda certeza provocará un proceso de aprendizaje y crecimiento; un florecimiento.

Esta es la manera de funcionar “desde el corazón”. Cuando los actos que provocamos provienen de la consciencia, del fluir natural con las circunstancias y estamos en total armonía con nuestra propia naturaleza y nuestras necesidades más auténticas. Incluso, al no haber un “yo” actuando, una mente ocupada en sus propios intereses tratando de ganar algo, no debemos temer comportarnos tal cual somos y funcionar auténticamente. El no tener cargas psicológicas, conflictos o perturbaciones emocionales nos guarda de actuar desde los patrones mentales y conductas basadas en los aspectos oscuros sin resolver de nuestra personalidad, y solamente lo hacemos desde el fluir, desde el amor, el desapego, el desinterés y la intención de ayudar y colaborar.

Esto es el Despertar.
“Una consciencia sin resistencia a ‘lo que es’, es Unidad (Oneness)”. – Sri Amma Bhagaván.

Sin embargo, yendo todavía más profundo en el tema, ¿se puede realmente decir que aún una persona que decide desde su personalidad, desde sus condicionamientos y apegos, deseos inducidos por las cargas psíquicas sin resolver, etc., esté realmente “equivocándose”?

En estas circunstancias, todo parece depender de la posibilidad de que se produzca algún proceso de aprendizaje o no. Por ejemplo, si seguir manteniendo una relación conflictiva, o una relación basada principalmente en necesidades psicológicas, hace que se produzca un aprendizaje, un salto de consciencia, ciertamente no se puede hablar de haberse cometido un “error”; simplemente es posible que se haya tomado un camino difícil o duro de transitar y hasta muy prolongado en el tiempo de dolor, pero con un resultado que puede significar algún tipo de liberación, toma de consciencia o realización para el individuo. Un crecimiento o expansión de la consciencia.

Pero si este aprendizaje no ocurre, el proceso no se produce, es posible sí que se pueda considerar la decisión de continuar con esta relación de ejemplo, como un error, y no obtener de ella más que sufrimiento, desazón y desesperanza.

Pero incluso esto, nos lleva a otra pregunta fundamental, ¿tiene una persona total “libertad” para decidir hacer una cosa u otra? ¿No estaría la persona controlada por sus condicionamientos y apegos, sus miedos y sus traumas, e innumerables condicionantes externos, como para poder decidir algo en libertad, esa supuesta libertad a la que todos llamamos “libre albedrío”?

Esta es una figura que parece altamente cuestionable. Una persona que elige pasar por tal o cual circunstancia de la vida, ¿realmente lo está haciendo completamente libre de toda influencia del entorno? ¿Es posible que una persona pueda abstraerse de las influencias de cualquier tipo que están a su alrededor y/o en su interior? Sin entrar en mayores detalles o ejemplos, es bastante fácil imaginar que esto no sea posible.

Entonces, ¿no estaríamos viendo operar una cierta automaticidad en todo lo que nos ocurre? ¿No estaríamos descubriendo así que son tantas las cosas que están fuera del control de la “persona” que sería como si todo sucediera automáticamente? Muy a pesar de la firme creencia que arrastra la mayoría de las personas sobre su “capacidad de elegir” y tomar las decisiones mejores para su vida, más bien lo que parece ser es que las cosas simplemente nos suceden, más que uno elegirlas o no.
Suceden automáticamente.

Las personas Despiertas, pueden ver esta automaticidad en acción y ser conscientes de ella, por eso ya no luchan más para que las cosas sean diferentes de lo que son. Simplemente avanzan por el camino viendo y experimentando lo que sea que la vida les haya deparado, y están libres de la necesidad de elegir nada. Sólo hay aceptación y experimentación, vida y consciencia.

Precisamente, una de las diferencias más notables entre un despierto y alguien que no lo está, es haber comprendido que no hay nada que alcanzar o conseguir, ya está todo aquí, sólo tenemos que vivir y disfrutar la parte que nos corresponde en este grandioso Universo.

Bendiciones para todos, Fernando.

Tomado de http://www.eradeunidad.org/

Oneness Argentina, Colombia y Centroamérica - Era de Unidad

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¡Todo lo mejor!
Kamala Telb | Brenda González
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