La historia de Reé es la única historia bíblica que tiene uno de los 72 Nombres de Dios por título y, por ende, nos da una conexión adicional con el poder de los milagros y las maravillas. 

Además, el número de versículos en esta porción es 126, que es el valor numérico de la palabra aramea pliyá o “maravilla”, lo cual nos da otro indicio de que Reé da el poder de ir más allá de la ilusión de nuestra realidad física y verdaderamente ver la maravilla del Reino del 99 Por Ciento.
RAV BERG ESCRIBIÓ SOBRE REÉ
La palabra Reé es uno de los 72 Nombres de Dios, Resh, Álef, Hei, que significa “Ve”. Hay dos extremos opuestos con respecto a nuestra visión. Uno de ellos es: “Veo lo que yo quiero ver”, todos estamos familiarizados con esta idea. Y el otro: Vemos objetivamente. Es así de sencillo.

Algunas personas ven y se marchan con una observación cuántica en una discusión, o al prestarle atención a algo.

A veces me dicen: “¿Sabes una cosa, Rav? Tal vez tú veas las cosas diferentes de como yo las veo”. ¿Qué? Yo tengo la misma información. Sí, dos personas pueden contemplar la misma idea o el mismo suceso físico y, no obstante, terminar con interpretaciones opuestas de lo que vieron en realidad.

La razón por la que no hay comentario del Zóhar acerca del capítulo bíblico de Reées porque el Zóhar, con su ausencia, realmente nos está mostrando la importancia de leer entre líneas; no leer las palabras, sino intentar interpretar algo que no está escrito, algo que puede eludir la observación. ¿Cómo obtienes una observación con los ojos cerrados? Muchas veces, cerramos los ojos para comprender algo profundo; ya sea por hábito o de forma consciente. Todos lo hacemos: cerramos los ojos y vemos. También podemos tener los ojos abiertos y no ver. Hay muchas paradojas con relación a este universo.

De acuerdo con el Zóhar, “ver” no tiene absolutamente relación con la observación, es decir, con aquello que vemos a nuestro alrededor. Si lo que vemos a nuestro alrededor es lo que nos impulsa en nuestro comportamiento, entonces ¿cuándo podremos experimentar el cambio alguna vez? ¿Cómo podríamos siquiera soñar en alcanzar las cosas que jamás han ocurrido?

Y es por ello que la civilización continúa en el mismo camino del caos.

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