Sobre las mil almas del lobo estepario

La vida como un vaivén emocional constante entre el suicidio y el éxtasis total.

Esto es lo que nos ofrece Hermann Hesse en su novela, galardonada con el premio Nobel de literatura, “El Lobo Estepario“.

El lobo estepario es la simbolización de la condición más oscura del alma humana, representada en un personaje que tiene mucho de autobiográfico para Hesse, y que realmente hace resonar a lector en cada una de sus páginas.

El Lobo estepario es un tratado de psicología, es una novela que desentraña la persona y su complejidad, que profundiza o se queda en superficie alternativamente. Harry Haller, el lobo estepario, es la representación de aquellas personas donde la vida interior, la meditación de todo y el análisis del entorno y de uno mismo cubren un porcentaje altísimo de su realidad, desdeñando altivamente toda cuestión superficial, ligera. El lobo estepario es un ser egoísta, violento, altanero, antisocial, agresivo, solitario, que se pasa el día meditando, escribiendo, paseando, que es profundamente triste y que se debate entre el comenzar el día siguiente o cortarse las venas con una cuchilla de afeitar.
Sin embargo, la esencia de la novela es que ese lobo estepario es tan sólo una de las almas de Harry Haller. Después de presentar este ser tan oscuro, tan profundo, el autor se permite destrozar esa alma, introduciendo a otro personaje. El personaje femenino de Armanda, como antítesis completa al Lobo Estepario. Armanda es un torbellino de luz en la vida del Lobo: la figura femenina como vía de escape a la atmósfera opresiva de su forma de vida.
A través de la aparición de este personaje, se nos desmontan las teorías de las que hasta el momento el protagonista nos había hecho partícipes, interpelando directamente al lector, haciendo imposible quedar impasibles y provocando el tener que hacerse una opinión.
Como contraposición a la vida del lobo estepario se ofrece la felicidad de la vida a través de la observación y disfrute de pequeños placeres, de la pasión y sensualidad, del sexo, del vino, de la droga… abriéndose una puerta de salida para el lobo, para nuestra parte oscura y destructiva. Se propone la música ligera y el baile, como antónimo a la vida oscura y solitaria.
¿Por qué me ha impactado tanto este libro?¿Qué mensajes se transmiten a lo largo de la novela? Que nuestras preocupaciones en pensamientos profundos sobre el ser humano, sobre la persistencia en el tiempo, sobre la eternidad, muchas veces y gran parte sontonterías burguesas (si tuviera que estar yo buscando trabajo para alimentar a una familia y pagar una hipoteca, iba a estar yo ahora aquí escribiendo esto…). Que estas preocupaciones tan “profundas” nos alejan de la felicidad (en un momento el protagonista le grita a Goethe algo así como “Tú y los sabios de este mundo nos habéis engañado. Evidentemente érais inteligentes y sabíais de qué sufrimientos está compuesta la vida, y aún así nos transmitísteis que se puede ser feliz y nos engañásteis dándonos falsas esperanzas”).
Se agrede también a lo largo de la novela al hombre de la sociedad actual, que a veces intenta aparentar cosas que en el fondo no son. Por ejemplo, el protagonista atacaba el capitalismo, pero tenía acciones en el banco. Se burla de las ataduras morales y éticas que impiden llevar una vida plena.
Tal vez la idea más interesante a mi parecer es que busca la felicidad en el reconocer que estamos construidos con mil almas distintas, que no somos uno solo, sino una combinación, un puzzle de piezas con la que construimos nuestra personalidad y que, debido a esto, cuando no estamos a gusto con lo que somos hay que pasar por una fase de destrucción de la personalidad, de reírse de lo que somos (“el humorismo más alto es reirse de uno mismo”), para volver a reconstruirnos de una forma que nos permita alcanzar una felicidad más completa en ese momento, siendo esto un proceso vital eterno.
En fin, una novela realmente interesante, llena de ideas sobre las que pensar, y que aunque no sea de fácil “digestión” se la recomiendo a todos. Como alegría extra, me han dicho que “Damien”, también de Hesse, es aún mejor.
Un saludo,
Juan Fernández