Uno de los autores más influyentes del siglo XX ha sido, sin lugar a dudas, el escritor checo Frank Kafka. Y es que nos ha legado a las generaciones posteriores una serie de obras que consiguen llegarnos al corazón y hacernos sentir identificados con los protagonistas de las mismas. Se trata de novelas donde el miedo en general y la soledad se convierten en pilares de esas narraciones y eso nos lleva a plantearnos nuestros propios temores.

Las complicadas relaciones con su progenitor, la tuberculosis que padeció y que acabó finalmente con su vida o sus problemas sentimentales son los que llevaron a que Kafka utilizara la Literatura casi como un vehículo de transmisión de todo ello y también de liberación. Y es que, de un modo u otro, en sus libros refleja sus angustias.



Uno de los trabajos donde más claramente puede apreciarse esto que estamos subrayando es en el que lleva por título La metamorfosis. En el año 1915 fue cuando aquel se publicó y lo hizo convirtiéndose desde ese momento en un hito de la Historia de la Literatura.

En dicha narración se nos acerca a la vida de un joven llamado Gregorio Samsa que trabaja como vendedor de telas y que vive junto a su familia, a la que él mantiene. Su tranquila existencia dará un giro cuando un día al despertar se dé cuenta de que se ha convertido en un insecto. Ello traerá consigo no sólo el rechazo de su entorno sino también la total y absoluta despreocupación de aquel por Gregorio que se sentirá impotente y dolido por el abandono de sus seres queridos.

Miedo e incomprensión
Si la soledad, desde un punto de vista familiar, es el eje central de aquella novela, la soledad social e incluso legal es la que hace lo propio en el libro titulado El proceso. En el año 1925 fue cuando vio la luz el mismo que toma como punto de partida el despertar una mañana de un empleado de banco llamado Josef K.



Un despertar un tanto extraño pues al abrir los ojos es arrestado por unos hombres que le indican que se ha abierto un proceso judicial contra él. El protagonista desconoce por completo de qué se le acusa y pide una explicación una y otra vez. Sin embargo, quienes le detienen sólo le comunican que se enterará de todo en el momento oportuno.

Así, da inicio un juicio donde Josef se siente totalmente indefenso, inseguro y perdido pues la maquinaria judicial y legal se ha puesto en marcha sin ampararle y sin darle explicaciones. De ahí que desde ese momento se vea solo, intentando defender su inocencia, sin saber de qué se le culpa.
Una misma incomprensión e incertidumbre aquella que la que siente el personaje central de El Castillo, del año 1926. Un relato en el que se nos cuenta como K es un agrimensor que ha sido contratado por los dueños de una fortaleza para realizar un trabajo del que desconoce todos los aspectos.

Ese contrato le llevará a trasladarse hasta el pueblo vecino desde el que intentará ponerse en contacto con sus patrones pero no le será nada fácil. Un hecho que no comprenderá en absoluto y que se convertirá en uno de los ejes de su vida en ese momento en la que además luchará por intentar integrarse en la sociedad y por encontrar el amor.